El Vasa es un buque de guerra sueco que fue construido en el año 1628 y que desafortunadamente se hundió en su viaje inaugural en el puerto de Estocolmo, aunque he de decir, que lo veo más como un hecho afortunado, ya que hoy en día no hay parangón en el mundo, no hay ningún otro lugar ni ciudad en la que puedas contemplar un barco original y en perfecto estado con casi cuatro siglos de historia.
El Vasa estuvo bajo el agua 333 años hasta que fue reflotado. Gracias a las características del agua de Estocolmo y del mar báltico, donde por composición y temperaturas no hay caracoles ni larvas, ni ningún agente que pudiera descomponer la madera, el Vasa tiene el 95% de su madera y estructura original.
Exterior del edificio del Museo Vasa de Estocolmo
En la época en la que el Vasa se estaba construyendo, las tácticas para las batallas navales estaban cambiando. Hasta ese momento, los cañones no se utilizaban de forma coordinada o decisiva en un enfrentamiento, ya que el objetivo principal era capturar la nave enemiga por abordaje en lugar de hundir el buque.
Más tarde, en el siglo XVII, los barcos y cañones se coordinaron para formar líneas en una batalla, donde las flotas de defensa se enfrentaban a los barcos atacantes formando líneas. En éste aspecto, la estructura del Vasa se encuentra a medio camino entre esos dos enfoques históricos para la batalla en mar.
Cuando se visita el Vasa y se ve de cerca, te das cuenta de que contaba con un gran número de cañones pesados, al mismo tiempo que su estructura estaba equipada y concebida para el combate cuerpo a cuerpo. La alta popa permitía que los hombres con fusiles pudieran disparar hacia abajo al estar situados en una cubierta muy alta como es la del Vasa, de hecho, ésta zona superior del Vasa es la conocida como stormstycken, que literalmente significaba algo así como «tormenta de balas» o “armas de asalto”, lugar desde el que se disparaba a discreción en incluso se tiraban restos de chatarra y objetos con un cañón especial.
Fue el domingo, 10 de agosto de 1628 cuando el Vasa, cargado de lastre, armas y municiones a bordo ya estaba listo para ser botado al mar, justo donde está el palacio Real Tre Kronor. Con los muelles a lo largo de Strömmen repletos de público emocionado esperando para ver al Vasa dejar Estocolmo.
Más de un centenar de miembros de la tripulación entre los que se encontraban mujeres y niños estaban a bordo del Vasa el día de su viaje inaugural, en el que el Vasa con la familia de los tripulantes iba a dar un paseo por todo el archipiélago de Estocolmo.
El Vasa navegó los primeros cientos de metros ayudado con cables desde la orilla, hasta que en la parte conocida hoy como Slussen comenzó a navegar libremente. Los marineros subieron el cordaje para abrir cuatro de diez velas con las que contaba el Vasa, momento en el que comenzó su viaje inaugural en un día con un sol radiante que invitaba a ser además un día glorioso.
Con un mar en calma, el Vasa comenzó a atrapar el viento por los acantilados de Södermalm, momento en el que el barco se escoró a babor, otra ráfaga de viento volvió a escorarlo, permitiendo que el agua se introdujese en el interior a través de las troneras abiertas, momento en el que se decidió el destino del Vasa, 1.300 metros después de iniciar su viaje inaugural, el Vasa se hundía sin remedio.
Los textos escritos por testigos presenciales cuentan además que de los 150 tripulantes a bordo, 30 de ellos aproximadamente no consiguieron salvarse, es más, cuando se reflotó el barco en 1961, se encontraron en su interior restos de al menos 16 personas.
Se nombró una Comisión Real para encontrar al culpable del desastre y, presumiblemente, para verificar que el desastre se produjo por el exceso de carga del barco. Hubo culpas para todo el mundo, los dedos señalaban y culpaban en todas direcciones, hasta que el último en ser señalado fue el propio Rey ya que había sido el que mandó construir sin planos dos hileras de cañones, por lo que el asunto desinfló y el Vasa quedó pudriéndose en el fondo del puerto de Estocolmo durante siglos, olvidado.
Hasta que en los años 1950, un «chiflado» como le llamaban, basándose en textos antiguos comenzó a salir y recorrer todas las aguas de Estocolmo con un bote de remos soltando cinceles al fondo del puerto para tratar de encontrarlo.
Los marineros se mofaban de él constantemente pero también le daban energía al comentarle que el puerto era sobretodo de agua dulce, por lo que la descomposición de la madera no sería mucha en caso de que el barco se encontrase ahí, y por ello siguió y siguió año tras año hasta que …
… realmente encontró el «maldito» barco en 1956. Y desde entonces tuvieron que pasar dos años hasta que, comenzase a planificarse una operación marítima en firme para rescatar lo que quedase del Vasa.
Cincel utilizado durante años por Anders Franzén para localizar el Vasa en algún lugar del puerto de Estocolmo, donde la profundidad es de unos 30 metros.
En realidad, nadie le creyó hasta que la madera salió finalmente a la superficie, donde la escena tuvo que ser realmente conmovedora, siglos de historia volvían a salir a la superficie, la historia nos regalaba una joya que hoy día se puede visitar en el museo situado donde se encontraba el muelle original en el que se construyó el Vasa.
El Vasa se sacó a la superficie en casi perfecto estado de conservación, ya que las aguas del Báltico no tienen gusanos que pudieran descomponer la madera, lo que nos permite disfrutar del Vasa como si de un gran espectáculo se tratase tal y como era originalmente en 1628.
El museo nos muestra, de manera Gloriosa, en esta era de paz, prosperidad y modernidad cómo es posible que el Vasa esté haciendo ahora más dinero siendo admirado pacíficamente que lo que hubiera podido capturar en la época de guerra en la que fue construido. De igual manera, orgullosamente ha cambiado cañones de guerra por flashes de cámaras.
A parte del buque, el museo es un gran centro de interpretación donde se muestran multitud de objetos originales de la época encontrados en el interior del barco, lo que nos permite además viajar hasta la sociedad de la época.
Os dejo aquí un resumen en vídeo de 3 minutos que sin duda te trasladarán a otra época:
La entrada al museo cuesta 130SEK para adultos a partir de 18 años (unos 15 €) y gratis para el resto. Sin duda una visita que vale mucho la pena ya que el Vasa es uno de los barcos de guerra más bellos del mundo.
Toda la información acerca de horarios y localización, visitar la web del museo Vasa aquí.
Agradecimientos del artículo a:
… y nuestra maravillosa guía en el museo que nos contó la historia de tal manera que nos transportó a la época.
Dice la historia que el barco Ingles Titánica fue el primer barco que se hundió en su viaje inaugural, que me dicen de este. jajajajajaja
Es muy bonito, tuve la oportunidad de estar ahí, inclusive las fotos aqui presentada las tengo porque las tome con mi cámara. Es una belleza de barco y compartir esta historia tan bonita.
Ualaaaa!Impresionante!!!!!!!!!!!!!
Buena entrada, si señor, un saludo
Carmen
Estocolmo tiene mucho que ofrecer !!