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Yo tenía 8 años cuando sucedió, recuerdo incluso hacer dibujos sobre papel del suceso. Jamás pensé que un día podría visitar Chernóbil. Sin embargo, no tengo un recuerdo muy claro de lo que pasó exactamente ese día, pero sí recuerdo estar en casa, en Madrid con mi madre y ver que había de manera continua noticias en televisión al respecto. Tanto que, dibujé un reactor nuclear de forma cónica y una tapa volando, esa era mi idea de aquello en ese momento. Recuerdo vagamente incluso que en el colegio nos contaron algo sobre el suceso en Chernóbil donde además recuerdo que me quedé con algo que siempre recordaré porque me asustó: «la lluvia ácida«.
Estos días, mi madre me recuerda que había mucho miedo en España y que pedían que se limpiasen muy bien todas las verduras antes de consumirlas. Incluso se llegaba a temer por una nube radiactiva con efectos mortales.
Con los recuerdos de un momento de la niñez, que en cierto modo me marcó sobre lo sucedido en Chernóbil, es fácil entender por qué la idea de visitar Chernóbil nunca se me había ocurrido. Pero admito que el día que recibí por redes sociales un mensaje de invitación por parte de la empresa go2chernobyl me avivó la curiosidad sobre éste lugar y el hecho de visitar Chernóbil.
Aunque yo no lo sabía, evidentemente era posible hacer un recorrido controlado por la zona de exclusión y visitar Chernóbil. Pero ya ves, aunque tengo un recuerdo vago pero más o menos claro de lo que sucedió en Chernóbil a nivel popular, desde que decidí visitar Chernóbil en persona he aprendido mucho sobre la tragedia de Chernóbil.
En las primeras horas del 26 de abril de 1986, el reactor 4 de la Central Nuclear de Chernóbil experimentó una demanda inesperada de energía, se dice que pudo ser entre otras cosas causada por la gran antena espía que se encuentra allí mismo y de la que hablaré más adelante; en cualquier caso, esta demanda extra de energía unida a unas pruebas que se estaban llevan a cabo en el reactor 4, causaron una serie de explosiones y un incendio en el núcleo del reactor, con el resultado de que una gran nube de partículas altamente radiactivas se liberó a la atmósfera y fue arrastrada en pocas horas por toda Europa.
Supongo que cada país europeo tuvo sus propias alertas y miedos. De hecho, ahora que vivo en Reino Unido y tras ver varios colegas que decidí visitar Chernóbil, me comentaron que en Inglaterra hubo una alerta máxima por la evolución de la nube radioactiva y también que se decía que no se saliese a la calle si no era necesario y si llovía, que todos el mundo se quedase en casa. Con estas premisas no quiero ni imaginarme el miedo que habría aquí al salir a la calle en un país en el que llueve tanto.
Tras la invitación ofrecida por los amigos de go2chernobyl realicé una rápida búsqueda en Google y pude confirmar lo que ya había imaginado: es posible visitar Chernóbil y además, es seguro visitar Chernóbil incluso después de tan solo 33 años desde que allí sucedió el mayor desastre medioambiental en la historia de la humanidad. Y aunque los investigadores pronostican que el área estará libre de radiación en algo más de 20.000 años. No hace falta decir que tardé muy poco en responder al equipo de go2chernobyl diciéndoles que estaba decidido a visitar Chernóbil y entrar en la contaminada zona de exclusión de Chernóbil.
Así fue como me encontré en Kiev, la capital de Ucrania, en una primavera en la que si llueve, lo hace como si fuese pleno invierno, y así fue nuestro primer día en el que visitamos Kiev. Una ciudad interesante, con grandes recuerdos a la guerra y a un pasado soviético del que les está costando desgarrarse, pero también fue agradable caminar por sus calles y descubrir sus pintorescos rincones. Obviamente no hace falta decir que el punto culminante del viaje fue visitar Chernóbil y acceder a la militarizada Zona de Exclusión de Chernóbil y además, caminar por la ciudad fantasma de Pripyat, un lugar que nos haría viajar atrás en el tiempo, exactamente al año 1986.
En cualquier caso y antes de continuar, puedes hacer la visita con un guía en español siempre que lo contrates con civitatis :
UN POCO DE INFORMACIÓN SOBRE CHERNÓBIL
No estoy seguro de poder expresar con palabras lo que significó acceder a la zona de exclusión y visitar Chernóbil ya que fue todo un sentimiento extraño, con miedo por la amenaza invisible que se apoderó de nosotros desde el momento que rebasamos sus límites, así que, vamos a comenzar con hablar un poco sobre Chernóbil.
La planta de energía de Chernóbil, palabras con las que los guías se dirigían a éste lugar, evitando usar en todo caso la palabra «nuclear«, se encuentra a unos 130 km al norte de Kiev, cerca de la frontera con Bielorrusia. Cuando todo sucedió, había cuatro reactores nucleares en la central eléctrica, dos de los cuales aún estaban en construcción en el momento del desastre. La central eléctrica está ubicada a unos 20 km al norte del pueblo de Chernóbil, un lugar que fue nuestra primera parada tras pasar el límite de la zona de exclusión, y aunque admito que desconocía por completo éstos detalles, el pueblo de Chernóbil es un lugar realmente antiguo, fundado hace más de 1000 años y famoso por ser un centro de judaísmo jasídico en el siglo XIX.
En abril de 1986, el pueblo de Chernóbil contaba con unos 20.000 habitantes, pero no era la ciudad más grande de la zona. La ciudad más grande fue Pripyat, una nueva ciudad creada en 1970 por la Unión Soviética con el objetivo de acoger a las personas que trabajaban en la central eléctrica. En el momento del desastre de Chernóbil, vivían 50.000 personas en la ciudad de Pripyat.
Pripyat era un modelo de vanguardia y una ejemplar ciudad soviética, con muchos parques, zonas de ocio y con todo lo necesario para que la vida pudiese transcurrir completamente en el interior de la ciudad. Pripyat era la ciudad más cercana a la central eléctrica, ya que está situada a unos 5 km de distancia.
Para lo que yo entiendo que fue bastante tarde, tuvieron que pasar 36 horas después del desastre para que los soviéticos estableciesen una zona de seguridad radial de 10 kilómetros desde el reactor 4 de Chernóbil, lo que significó que todas las personas y sus animales que vivían en Pripyat fueron evacuados de manera inmediata. Se dice que el retraso en la evacuación se debió a la dirección favorable del viento, lo que significó que en realidad era más seguro esperar que evacuar. Sin embargo, esto puede ser lo que se dijo para justificar el retraso en la evacuación cuyo objetivo era intentar solucionar el problema antes de que transcendiese de manera global, algo que obviamente fue imposible.
Posteriormente, la zona de exclusión se extendió a un radio de 30 kilómetros, lo que significó que otras 70.000 personas tuviesen que ser evacuadas del área, eso incluía el pueblo de Chernóbil.
La Zona de Exclusión de Chernóbil es en realidad mucho más grande de lo que jamás había imaginado: 2600 kilómetros cuadrados, un área que es en realidad es cuatro veces más grande que todo el área metropolitana de Madrid. Hoy en día son pocas las personas que viven en el pueblo de Chernóbil. Unos años después del desastre, según nos cuenta la persona que nos acompaña al visitar Chernóbil es que, alrededor de 3.000 personas regresaron al área. Hoy en día, tan solo 100 de los 3.000 que regresaron siguen con vida, y aparte de estas personas, también viven aquí las personas que aún trabajan en la central nuclear de Chernóbil, que actualmente sigue en proceso de clausura y limpieza cuyo cierre definitivo está programado para el año 2065. No es tan simple como apagar el botón de apagado, eso provocaría otro accidente ya que no habría refrigeración en el reactor o en lo que queda de él.
Contra todo pronóstico, y según fue noticia hace algún tiempo en periódicos nacionales españoles, la vida silvestre todavía está presente y además está prosperando en la Zona de Exclusión de Chernóbil: caballos salvajes, osos, zorros, linces y lobos. Incluso hay muchos perros callejeros y algunos gatos, aparentemente bien alimentados por las personas que trabajan en la zona de exclusión, aunque la mayoría de los que vimos estaban todo el tiempo tumbados incluso en medio de la carretera, posiblemente por el sometimiento a tanta radiación. Por supuesto hay que decir que los animales salvajes que habitan y están regresando a la zona están totalmente contaminados.
He de mencionar que vi continuamente y a veces incluso me pareció buscado por los guías el tocar y acariciar a los perros e incluso decirnos: «le estaba quitando una pulga«. De alguna manera me pareció una manera de mostrar que la contaminación allí no es «tanto como dicen«, y para mostrar cierta tranquilidad a nuestros ojos. Al fin y al cabo éstas excursiones son un buen negocio y ellos viven de esto, aunque les esté quitando la vida poco a poco por otro lado, porque estar expuestos a tanta radiactividad y tantas veces no creo que sea gratis.
MI VISITA A LA ZONA DE EXCLUSIÓN DE CHERNÓBIL
Al parecer, no soy el primer blogger que ha llegado a Chernóbil, otros amigos ya visitaron la zona hace poco. Y reconozco que incluso antes de recibir la invitación formal de go2chernobyl, ya me picó la curiosidad cuando descubrí que se podía visitar Chernóbil desde que se completó el nuevo sarcófago sobre el reactor 4. Excursiones que por lo visto son cada vez más populares, y que son un negocio que está prosperando, ya que mucha gente por varios motivos o quizá por morbo quiere visitar Chernóbil.
Sé que muchos viajeros independientes se estremecerán ante la idea de tener que realizar una visita guiada, pero en este caso y sobre todo por la seguridad de los visitantes, sólo ellos conocen los caminos, así como las zonas y lugares en los que se pueda estar seguro. Recuerda que vas a estar expuesto a gran cantidad de radiactividad, por momentos incluso a un 200% superior a lo que es seguro para el cuerpo humano.
La razón por la que solamente se puede visitar Chernóbil en grupos controlados, es porque es necesario seguir algunas estrictas reglas, por razones de seguridad: está estrictamente prohibido comer, beber y tocar cualquier cosa en el área (por razones obvias); es necesario seguir caminos específicos y algunos edificios están completamente fuera de los límites, y solo los guías certificados podrán señalar cuáles. El tema de comer y beber es porque a nosotros nos protege en cierto modo la piel y la ropa, pero la comida y el agua al abrir una botella se contamina de inmediato y es algo que vas a ingerir, es decir comerás un sándwich radioactivo. Por otro lado, ciertas plantas como el musgo están extremadamente contaminadas. Además está estrictamente prohibido ir en pantalón corto, manga corta y obviamente en chanclas.
Por otro lado, aunque muchos guías lo hacen, al visitar Chernóbil ten en cuenta que está prohibido entrar en edificios puesto que éstos pueden colapsar y porque se concentra gran cantidad de polvo radioactivo que nunca ha sido liberado y que de respirarlo por un periodo de tiempo o tocarlo, podrías contaminarte y a largo plazo tener serios problemas para la salud.
Para ingresar al área de exclusión y visitar Chernóbil, hay que pasar por varios puntos de control donde revisan tu pasaporte, tu documentación de acceso y también a uno mismo para ver si estas contaminado. Al salir, nos revisaron dos veces el nivel de radiación absorbido, incluyendo ropa y calzado, que de estar contaminado, debes dejarlo allí. Y aunque todos salimos contaminados puesto que hemos acumulado cierta cantidad de radiactividad en el cuerpo, si excedes los límites de ingestión de radiación, deberás quedarte allí y supongo que tendrás que someterte a varios procesos en un hospital de manera controlada.
En cualquier caso llevábamos un medidor de radiación Geiger que pitaba cada vez que se superaba el límite tolerable y seguro para el cuerpo humano y que excede los límites normales de la naturaleza, ésta cantidad es 0.30 µSv, cantidad que superamos muchísimas veces, llegando a recibir cantidades de 51.32 µSv en la zona del parque de atracciones.
Para visitar Chernóbil, debes contratar una excursión desde Kiev con alguna empresa certificada, nosotros lo hicimos con go2chernobyl, desde allí viajas hasta la línea de la zona de exclusión, y tras pasar el primer control de seguridad y recibir tu dosímetro que debes llevar en todo momento y que sabe la cantidad de radiactividad que has acumulado, las visitas hacen su primera parada en el pueblo de Chernóbil.
Hoy en día, el pueblo o la ciudad de Chernóbil está completamente vacío. Los edificios y casas tienen las ventanas cerradas; las tiendas y comercios están cerrados y vacíos; incluyendo lo que parece ser una escuela o una biblioteca justo en frente de la estatua que representa al tercer ángel. Ésta estatua simboliza la profecía del Tercer Ángel al tocar su trompeta.
Hay un versículo de la Biblia, concretamente del libro del apocalipsis de San Juan, que cuanto menos es curioso: «Y el tercer ángel tocó su trompeta, y cayó del cielo una estrella ardiente como una luz, cayó sobre la tercera parte de las aguas y las tierras y fueron estas aguas amargas y mucha gente murió por esa agua amarga«. ¿ Profecía ? |
Hay un patio que no llegamos a visitar y que creo que se visita si contratas el tour de dos días en el que se ven los vehículos abandonados que se utilizaron durante la descontaminación. Nuestra primera parada al visitar Chernóbil y en el pueblo con el mismo nombre fue el monumento construido en memoria de los «liquidadores«, esas personas (héroes sin lugar a duda) que trabajaron para apagar el fuego del reactor 4, así como realizar el desescombro y limpieza desde el día del desastre. Personas que murieron por el sometimiento a una radiación aguda unos días después del desastre. Los «liquidadores» son también conocidos y reconocidos en este monumento como las personas que salvaron el mundo. Desde luego que al menos Europa les debe mucho.
Una de las vistas más increíbles tras visitar Chernóbil pueblo fue el impresionante radar DUGA. Un enorme radar del que aparentemente nadie sabía nada hasta que en el año 2013, éste área comenzó a abrirse a visitantes, fue entonces cuando la gente se enteró de la existencia de ésta inmensa antena que los soviéticos usaban para detectar posibles misiles procedentes del espacio aéreo estadounidense. Ésta inmensa obra de ingeniería tiene 500 metros de largo, 90 metros de alto, y es muy difícil que salga por completo en una fotografía.
Por lo visto, había dos antenas en la antigua Unión Soviética, una de ellas estaba en la zona este, en el pacífico y la otra es ésta. Nos comentó el guía que la razón por la que se construyó aquí fue porque ésta inmensa construcción requería de gran cantidad de energía, energía que fácilmente le podía llegar de la cercana central nuclear de Chernóbil.
El radar DUGA es también conocido como «el pájaro carpintero soviético» debido al constante ruido que hacía cuando estaba activo. Durante nuestra visita, éste enorme radar ya permanecía silencioso, pero igualmente ofrecía un espeluznante paisaje que me dejó sin palabras. Algo que no esperaba a priori cuando decidí visitar Chernóbil.
El recorrido por la Zona de Exclusión de Chernóbil continuó hacia las proximidades del Reactor 4, donde nos paramos junto a los canales de agua utilizados para la refrigeración del reactor y desde donde había una vista clara del reactor 4 y del nuevo y brillante sarcófago construido para cubrir el reactor con el objetivo de evitar o contener el escape de radiactividad. Aparentemente, el material del interior es tan radioactivo y tóxico que no puede eliminarse y es por eso que se construyó esta super estructura a su alrededor que dicen, podrá contener a «la bestia» al menos durante los próximos 100 años. Actualmente y desde 1986, todo el área está en proceso de desmantelamiento y todavía hay personas que trabajan allí, obviamente sometidas a la radiación.
Durante esta corta parada, fue la primera vez que nuestros medidores de radiactividad Geiger comenzaron a pitar sin parar, nos pusimos a 0.88 µSv y ya nos pareció mucho, ni nos imaginábamos la radiación que íbamos a tener más tarde. Aquí vinieron las primeras advertencias por parte de los guías: «no pisar la hierba ya que está muy contaminada«.
Por inverosímil que parezca, en ésta zona y a escasos 500 metros del reactor 4 hay un restaurante, un restaurante en el que comen los empleados y los visitantes si así lo desean. Decidimos entrar, para ello tuvimos que pasar un control corporal de radiactividad donde nos chequearon por completo, tanto la ropa como el cuerpo. En el interior no había radiación, posiblemente el edificio está construido expresamente para repeler o no permitir que las partículas radioactivas penetren en el interior, de hecho las ventanas están selladas.
Aunque comimos en el interior, quiero pensar que la comida está descontaminada y viene de fuera de la zona de exclusión bien asegurada. Yo por si acaso desayuné como nunca y comí más bien poco, tampoco bebí del agua y zumos que nos dieron allí sino que bebí de mi botella de agua, aquí toda prevención desde que accedes a visitar Chernóbil es poca.
Tras comer, bordeamos el reactor 4 muy de cerca y pasamos por varios puentes y vías de tren donde aún quedaban trenes y vagones tal y como quedaron tras el desastre. Nuestra última parada aquí fue a escasos 200 metros del sarcófago del reactor 4, donde un monumento nos recuerda que el mundo está en nuestras manos y nosotros somos los responsables de cuidarlo o destruirlo. Es impresionante pensar en que «la bestia» contenida que tengo ante mí estuvo a punto de arrasar parte del mundo.
Cuando estuve junto al monumento del reactor 4, la radiactividad llegó a superar el 1.0 µSv, de alguna manera sentí que esa «bestia» contenida a 200 metros de mí, nos estaba dando la bienvenida, y que sabía que ya había puesto un granito suyo en nuestro interior, estábamos respirando su aliento y sintiendo su mortal e invisible amenaza.
VISITA A LA CIUDAD FANTASMA DE PRIPYAT
Pripyat fue la última parada de nuestro recorrido al visitar Chernóbil. Éste era el momento que más esperado desde que entré en la Zona de Exclusión de Chernóbil. Pripyat es el símbolo perfecto de una vida que podría haber sido, pero nunca fue. Es un recordatorio del daño que el hombre puede causar a la naturaleza, a otros seres humanos y a la vida en general, por el poder y el control.
Primero llegamos al enorme cartel-monumento que anunciaba el nombre de la ciudad y el año de creación: «PRIPYAT 1970«, la radiactividad aquí comenzaba a ser ya algo agresiva, incluso llegamos a 7.0µSv según nos acercábamos a un pequeño riachuelo que transcurría junto a la carretera.
Aquí el guía que nos acompañaba comenzó a sacar imágenes y fotografías que nos fue mostrando durante toda nuestra visita por Pripyat, imágenes de antes y del ahora. En este caso, imágenes de personas que venían a hacerse la foto de boda a este cartel, resulta impactante ver toda la vida, historias y recuerdos que fueron destruidos aquí en poco tiempo.
Desde aquí comenzamos a adentrarnos por una carretera cada vez más estrecha debido a que la naturaleza había tomado la carretera. Entonces pasamos nuestro tercer y último control de seguridad desde que entramos a visitar Chernóbil, allí tan sólo había una persona para gestionar el acceso e incluso levantar la barrera manualmente que da acceso a la ciudad de Pripyat (cerrada desde 1986). Una persona que, a pesar de estar trabajando a 0.90 µSv, 3 veces lo máximo que la naturaleza puede aceptar, iba en manga corta. Quiero pensar que a éste señor o militar como parecía, le pagarán un sueldo maravilloso, de otra manera, estás trabajando en un lugar que poco a poco te estará matando con tu propio consentimiento.
Tras pasar este control, parecía que íbamos por un siniestro, oscuro y descuidado bosque, pero los altos árboles dejaban ver los altos edificios que se escondían tras la vegetación. La escena fue realmente surrealista y más propio de una película de terror que de un lugar que existe en la vida real.
Según nos cuentan, Pripyat solía ser una ciudad feliz, tal y como mostraban las antiguas fotos que nos iban enseñando: una ciudad donde el promedio de edad era de 26 años, donde sus jóvenes habitantes caminaban en familia por los bulevares, concurrían las tiendas y la gran cantidad de niños que vivían aquí abarrotaban las escuelas. Había hermosas y amplias casas, un estadio de fútbol, parques por todos lados incluyendo parques infantiles, había piscinas, supermercados, hoteles y un muelle con un impresionante café y restaurantes donde los barcos llegaban desde Kiev. Era tan idílica la vida en Pripyat, que se construyó un complejo de ocio y diversión: coches de choque, una noria, un campo de tiro y muchas otras atracciones. Curiosamente iba a ser inaugurado el 1 de mayo de 1986, tan sólo unos días después de que sucediese el desastre nuclear de Chernóbil.
La vida en Pripyat se detuvo ese triste día de abril de 1986, cuando la ciudad fue completamente evacuada y sellada para siempre, un lugar al que nadie debía volver jamás. Hoy en día, la noria y los coches de choque son un triste recordatorio de una felicidad que nunca llegó a completarse. Hoy en día, la naturaleza está reclamando a la ciudad, las grandes avenidas ahora no miden más de 4 metros de ancho. Las gradas del campo de fútbol ahora miraban hacia un tenebroso bosque.
Pripyat ahora está completamente muerto y el silencio es ensordecedor. Tan sólo había algunas personas de otro grupo a nuestro alrededor y por momentos estuve sólo, sólo acompañado por el constante pitido de mi medidor de radiactividad Geiger y el viento silbando entre árboles y con el vacío de los edificios.
En la plaza principal de Pripyat, el Hotel Polissa, que fue el mejor hotel de la ciudad se encuentra junto al Palacio de la Cultura, donde solía haber un ring de boxeo, un gimnasio, un cine y una piscina. Aquí me sentí observado por completo desde los vacíos edificios que rodeaban la plaza, al mismo tiempo sentí como que algo y de manera constante estaba tocándome, quizá esa «bestia» contenida en el reactor 4 que me dio la bienvenida hacía menos de una hora.
En el otro lado de la plaza y en una esquina, quedaba una vieja y aún colorida cabina telefónica amarilla: ¿quién fue la última persona que llamó desde allí?, ¿A quién habría llamado?, ¿Qué se decían el uno al otro? … ¿quién fue la persona que dejó esos zapatos junto a un banco?. No hace falta decir que la gran cantidad de preguntas y curiosidades intentando transformar ese lugar en lo que fue en 1986, quedaron sin respuesta.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA VISITAR CHERNÓBIL
Cuando publiqué en directo las «stories» en Instagram cuando entré a visitar Chernóbil, fueron cientos de mensajes y preguntas las que me llegaron a través de mi cuenta @thewotme. Pero la principal y obvia pregunta que me hicieron cuando muchos seguidores descubrieron que es posible visitar Chernóbil fue: ¿es seguro visitar Chernóbil?. La respuesta corta es sí. Los guías, al menos los que venían con nosotros de go2chernobyl durante el recorrido nos explicaron que el nivel de radiación al que están expuestas las personas durante un recorrido de un día por la Zona de Exclusión de Chernóbil es el mismo que el de un vuelo de medio recorrido, pero claro, en un vuelo una mujer embarazada puede volar y aquí no puede entrar, yo me pregunto: ¿Nos mienten?, ¿es exactamente lo mismo?. Por supuesto, es importante prestar atención a lo que dicen los guías, es decir, no tocar nada (sobre todo el suelo, esto incluye no apoyar las cámaras ni sentarse), no comer nada, usar zapatos cerrados, etc.
Visité la Zona de Exclusión de Chernóbil el 2 de mayo de 2019, el día fue agradable, soleado y algo caluroso, sobre todo dentro del autobús en el que muchos se empeñaban en abrir el aire exterior para refrescar, algo que por supuesto evité, cerrando en todo momento el aire de mi lado. Tras haber medido la cantidad de radiación en todo momento y no haber evitado el contacto con plantas y vegetación, me alegré de haber traído calzado y ropa vieja para así deshacerme de ella tras la visita.
Por lo visto, algunos guías dejan que te metas en espacios cerrados, alguna casa e incluso subir a la azotea de un edificio. Por lo visto y como he mencionado antes, si ya por defecto estás en peligro sólo por caminar por las calles de Pripyat, imagínate en un edificio que no ha tenido ningún mantenimiento ni limpieza durante décadas, los edificios están en ruinas y pueden colapsar en cualquier momento. Por otro lado los espacios cerrados llevan décadas concentrando gran cantidad de polvo radioactivo que no se ha liberado puesto que no hay viento ni lluvia en el interior, por eso la cantidad de radiactividad en interiores va a ser muy intensa y por seguro que respirarás directamente mucha radiación dentro de tu cuerpo. En cualquier caso, está en ti decidir si quieres hacerlo o no.
POR QUÉ RECOMIENDO VISITAR CHERNÓBIL
Cuando compartí las fotos y las «stories» en Instagram sobre mi viaje a Chernóbil, algunos de los comentarios que recibí fueron del tipo: «No parece un lugar alegre» o «eso no parece un viaje divertido» o «estás loco por haber decidido visitar Chernóbil«. En cierto modo, todos tenían razón. Un recorrido para visitar Chernóbil no es exactamente una experiencia alegre, aunque sí emocionante (muy emocionante), además deja a los visitantes con muchas preguntas sin responder. Sin embargo, yo en absoluto me sentí triste, no es lo mismo que lo que se siente al visitar lugares como el campo de concentración nazi de Auschwitz en Polonia.
En cualquier caso, no creo que solo debamos viajar para divertirnos. Viajar trata también sobre sensaciones, experiencias y además nos ofrece de manera increíble la posibilidad de aprender más sobre culturas e historias que son diferentes a las nuestras. Incluso en lugares como éste, nos da la posibilidad de saber de qué somos capaces los humanos, y de comprender que el mundo está desafortunadamente en nuestras manos y a merced de nuestras decisiones y errores.
Al visitar Chernóbil te das cuenta de eso, este lugar es un fuerte recordatorio de que pueden ocurrir desastres que pueden afectar al mundo entero, y que debemos esforzarnos por hacer de este mundo un lugar mejor para todos.
Y respondiendo a muchas de las preguntas que se me hicieron por redes sociales, efectivamente: SÍ, me alegro de haber tenido la oportunidad de visitar Chernóbil, y creo que realmente vale la pena ir y visitar Chernóbil siempre que respetes el lugar en el que estas.
¿ES SEGURO VISITAR CHERNÓBIL?
El gobierno ucraniano permite visitar Chernóbil desde hace muy poco, pero con estrictas condiciones. Muchas de ellas ya las he comentado anteriormente.
Para visitar Chernóbil e ingresar a la zona de exclusión, necesitarás un pase de un día para entrar de manera controlada, dicho pase o entrada se puede obtener por parte de varios operadores turísticos aprobados por el gobierno ucraniano.
Hay ciertas áreas, como el «cementerio de máquinas» de la aldea de Rossokha, a las que el gobierno ucraniano tiene totalmente prohibido el acceso. Obviamente, las áreas marcadas como zonas de entrada radiactivas o prohibidas son exactamente eso, y debes mantenerte alejado de esas zonas o permanecer unos minutos como mucho.
Nos dijeron que durante un tiempo, mucha gente entraba por caminos rurales para saquear la ciudad de Pripyat, pero básicamente, para entrar en la zona de exclusión sin un operador turístico o un experto calificado en daños nucleares que vaya contigo, literalmente significa que estás intentando suicidarte. El ambiente en relación con los niveles de radiación en ciertas áreas es extremadamente dinámicos, y sin una medición adecuada, podrías estar exponiéndote a un material mortal a medio y largo plazo.
Una dosis letal de radiación para el cuerpo humano está entre los 3 y 5 sieverts en un período de una hora. Teniendo en cuenta las mediciones que íbamos haciendo con nuestro medidor Geiger, por momentos estuvimos expuestos a cantidad mucho más altas y a veces más bajas, pero siempre expuestos. Es imposible medir la cantidad de radiación a la que estarás expuesto si vas sin el equipo necesario. Además, la exposición a niveles más altos de radiación aumenta el riesgo de que queden partículas en la ropa. La exposición prolongada a la radiación es la mayor causa de contaminación.
Otro punto a tener en cuenta, muchos de los edificios abandonados están cubiertos de cristales rotos y escombros, y las superficies del suelo pueden ser altamente inestables. Si decides visitar Chernóbil, cuando visites Pripyat, asegúrate de que si entras en algún lugar, pisas por un suelo firme y resistente.
Igualmente y aunque ya lo he mencionado antes, una máxima en seguridad al visitar Chernóbil es llevar cubiertas las máximas partes posibles de tu cuerpo.
Respecto a la mejor época para visitar Chernóbil, por lo visto, aunque el invierno en Ucrania es muy frío y Pripyat puede estar cubierto por mucha nieve, esto hace que la nieve actúe como de alfombra protectora, ya que el suelo es la parte más contaminada de toda la zona de Exclusión de Chernóbil. En un día de primavera o verano, un poco de viento puede triplicar los niveles de radiación. A nosotros en Mayo nos hizo un día de sol y con algo de calor, pero no el suficiente como para que estuviésemos sudando con toda la ropa.
A pesar de los escalofriantes eventos que ocurrieron en Chernóbil y Pripyat hace 33 años, muchos turistas deciden visitar Chernóbil y entrar en la zona de exclusión cada año. La catástrofe fue causada por un derrumbe explosivo debido a un pico extremo en la demanda de energía, evento que acabó con un total de más de 350.000 personas evacuadas de áreas gravemente contaminadas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia.
Hoy en día, Chernóbil y sus alrededores son lugares fantasma, con solo unos pocos cientos de personas lo suficientemente valientes como para seguir viviendo en las áreas afectadas, que aún sufren de elevados niveles de radiación.
Pero quizá es este aura de misterio, o quizá el morbo de visitar éste peligrosamente invisible y escalofriante paisaje, lo que atrae a algunos viajeros a Ucrania. Visitar Chernóbil significa presenciar la impresionante desolación que puede provocar un cúmulo de errores humanos. El mundo está definitivamente en nuestras manos y tenemos que cuidarlo.
sinceramente impresionante la visita y muy buena tu explicacion… por un lado da ganas de conocer pero por otro lado.. y si un poco de temor da…pero en instagram tu explicacion y las fotos da una somera idea delo intresante que es la visita gracias por compartirlo muy bueno saludos
Gracias Leonardo, me alegro que te haya gustado. La verdad que es interesante pero sobretodo inquietante el caminar por allí, sientes como que estás observado por todos lados, aunque no hay nadie.
Un saludo.